La psicopolítica explica la política moderna la cual
se ha renovado completamente en los últimos años volviéndose, en pocas
palabras, un sistema que nos abarca a todos, impenetrable y con una ideología
casi invisible. Byung-Chul Han (Seúl, Corea del sur, 1959) estudio Filosofía en
la Universidad de Friburgo y Literatura alemana y Teología en la Universidad de
Munich. En 1994 se doctoró por primera vez de dichas universidades con una
tesis sobre Martin Heidegger. En la actualidad es profesor de Filosofía y Estudios
culturales de la Universidad de las Artes de Berlín. Han escribe la obra de
Psicopolítica como una critica al capitalismo neoliberal más reciente. En esta
obra describe como el sistema moderno utiliza una técnica psique, que seduce a
la sociedad en lugar de reprimirla, a esta técnica la llama inteligente (smart).
El
capitalismo neoliberal es una forma de gobierno que ha sido adoptada o
“consumida” por el mundo en los últimos años. Este sistema utiliza la
manipulación en lugar de la opresión de masas, la opresión de masas se ha
vuelto un fenómeno del siglo XX, donde todavía existía realmente la posibilidad
de una revolución. Hoy en día una revolución armada se ha vuelto imposible, el
capitalismo neoliberal ha puesto a dormir a las masas, se hacen huelgas y
revueltas de suma importancia, sin embargo el sistema no va a cambiar porque en
el fondo no existe algo que realmente lo ponga en cuestión. Han dice que Marx,
desgraciadamente, estaba equivocado ya que el sistema ha adormecido a las
masas. El Internet es una de las armas mas importantes del capitalismo
neoliberal, ya que funciona como un Big Brother, o como Han lo llama Big Data,
este se encarga de que exista “transparencia”, de difundir la información.
Ahora el sistema no necesita de una presión hacia la sociedad para obtener
información, la sociedad misma ahora tiene la necesidad de hacer publica su
información de todo tipo.
En el neoliberalismo el cuerpo deja de ser el núcleo de la producción,
en el mundo moderno más trabajo físico no representa mayor productividad sino
que la productividad se ha vuelto estética, para aumentar la productividad se
optimizan procesos psíquicos y mentales.
La
técnica de poder del régimen neoliberal adopta una forma sutil. No se apodera
directamente del individuo. Por el contrario, se ocupa de que el individuo
actúe de tal modo de que reproduzca por si mismo el entramado de dominación que
es interpretado por el como libertad.
Tan destructiva como la violencia de la negatividad es la violencia de
la positividad. Osea un impulso hacia la sociedad para participar en su propio
control. La psicopolítica
neoliberal, con su industria de la conciencia, destruye el alma humana, que es
todo menos una máquina positiva. El sujeto del régimen neoliberal perece con el
imperativo de la optimización personal, vale decir, con la coacción de generar
continuamente mas rendimiento. La curación se muestra como asesinato.
El régimen neoliberal opera con el shock. El shock desimpregna y vacía
el alma. Desarma a la sociedad hasta el punto de que se someta voluntariamente
a una reprogramación radical. La técnica de poder neoliberal no ejerce ninguna
coacción disciplinaria. La psicopolítica liberal esta dominada por la
positividad. En lugar de operar con amenazas, opera con estímulos positivos. No
emplea la “medicina amarga” sino el “me gusta”. Con mucha atención toma nota de
los anhelos, las necesidades y los deseos, en lugar de “desimpregnarlos”. Con
la ayuda de pronósticos, se anticipa a las acciones, incluso actúa antes que
ellas en lugar de entorpecerlas. La psicopolítica neoliberal es una política
inteligente que busca agradar en lugar de someter.
En el panóptico digital nadie se siente realmente vigilado o amenazado.
De ahí el término “estado vigilante” no sea apropiado para caracterizar el
panóptico digital. En este uno se
siente libre. Precisamente esta libertad sentida, que esta ausente en el Estado
vigilante de Orwell, es un problema. El panóptico digital se sirve de la
revelación voluntaria de los reclusos. Se explota la libertad constantemente.
En el panóptico digital no existe ese Big Brother que nos extrae información
contra nuestra voluntad. Por el contrario, nos revelamos, incluso nos ponemos
al desnudo por iniciativa propia.
La psicopolítica neoliberal se apodera de la emoción para influir en las
acciones, es la emoción lo que se vende hoy en día, mas que el valor de un
producto. Por medio de las emociones se llega a lo profundo del individuo. Así,
la emoción representa un medio muy eficiente para el control psicopolítico del
individuo.
Hay
dos formas de pensamiento: el que trabaja y el que juega. Tanto el pensamiento
de Hegel como el de Marx están dominados por el principio del trabajo. Solo el
Heidegger tardío descubre el juego que se basa en la serenidad. De este modo
interpreta al mundo como juego. Presiente la “apertura de un espacio de juego
apenas intuido y barruntado”. El “espacio de juego del tiempo” de Heidegger
remite a un espacio de tiempo que esta libre de la forma de trabajo. Se trata
de un espacio del acontecimiento en el que se ha superado totalmente la
psicología como medio de la subjetivación. El juego genera un deseo por un
éxito instantáneo y reconocido. Un jugador busca festejar lo mas pronto
posible, esto puede ser asociado con la manera en la que se comporta la
sociedad moderna, ya que se intenta lograr metas lo mas pronto posible cuando
muchas veces requieren de una larga maduración para ser alcanzadas por lo tanto
las simplificamos.
La psicopolítica neoliberal es la técnica de dominación que estabiliza y
reproduce el sistema dominante por medio de una programación y control
psicológicos. El arte de la vida (significa matar la psicología y generar a
partir de si mismo y de las relación con otros individualidades, esencias,
relaciones, cualidades que no tienen nombre) como praxis de la libertad tiene
que adoptar la forma de una des-psicologización. Desarma la psicopolítica como
medio de sometimiento. Se des-psicologiza y vacía al sujeto a fin de que quede
libre para esa forma de vida que todavía no tiene nombre.
Hacerse
el idiota siempre ha sido una función de la filosofía. Desde un comienzo, la filosofía
esta muy unida al idiotismo. Todo filosofo que genera un nuevo idioma, una
nueva lengua, un nuevo pensamiento, habrá sido necesariamente un idiota. Solo
el idiota tiene el acceso a lo totalmente otro. El idiotismo descubre al
pensamiento un cambio inmanente de acontecimientos y singularidades que escapa
a toda subjetivización y psicologización. Deleuze – “La dificultad hoy en día
no estriba en expresar libremente nuestra opinión, sino en generar espacios
libres de soledad y silencio en los que encontraremos algo que decir. Fuerzas
represivas ya no nos impiden expresar nuestra opinión. Por el contrario, nos
coaccionan a ello. Qué liberación es por primera vez no tener que decir nada y
poder callar, pues solo entonces tenemos la posibilidad de crear algo singular:
algo que realmente valga la pena ser dicho.” Esto quiere decir que todo el
tiempo estamos siendo incitados a expresar algo a comunicarnos, cuando lo
difícil y lo raro es no comunicarse no expresar puntos de vista, ser un idiota.
En conclusión la psicopolítica neoliberal es una red
de ideologías bien establecidas, las cuales cuentan con sistemas, aceptados por
la sociedad, que cubren el control que se obtiene a través de ellos.
El
hombre en la sociedad neoliberal se ha vuelto un ser de compra y venta, de
apego a lo material y desapego a lo valorado. Forma parte de su propia cadena
de “apendejamiento”.
La única
forma de salirse del control de una sociedad neoliberal tan bien estructurada,
que esta bien agarrada de cada aspecto de la sociedad moderna, es siendo un
idiota. El idiota piensa diferente a los demás que están sometidos por el
neoliberalismo, el idiota cuestiona lo que nadie cuestiona y hace lo que nadie
piensa, el idiota es libre de pensamiento y no es atraído por los deseos
generales de la sociedad. El idiota es una persona que aprende a apreciar lo
simple y lo disfruta por su simpleza.
- Santiago Gavaldón
- Bibliografía:
- Han Byung-Chul. (2014). Psicopolítica. España: Herder.