La escuela de Atenas

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lunes, 14 de marzo de 2016

tratados morales segunda parte

Tratados morales de Seneca


Escogí esta obra por que estoy considerando muy seriamente estudiar derecho y la moral va directamente de la mano con la Justicia y la Ética aparte de que te da un amplia visión de la naturaleza del hombre, su búsqueda por la libertad y su comportamiento cotidiano. Este libro me atrajo mas que nada por que investigue quien fue Lucio Anneo Seneca y me intereso aun mas este conjunto de obras ya que Seneca era un filosofo y político de la edad antigua en Roma, fue senador, consejero y ministro imperial con 4 emperadores diferentes lo cual le dio un amplia experiencia y conocimiento político además de ser un respetado y admirado maestro y filosofo de los mismos emperadores y clase alta romana que mas tarde administraría el imperio.
La obra comienza hablando de que el hombre no es libre por naturaleza y obtenerla no es una misión fácil  o por lo menos no lo es físicamente ya que estamos sometidos a una serie de necesidades imposibles de negar, el espíritu por otra parte es mucho más fácil de liberar simplemente conteniendo nuestras pasiones sin apegarnos a las cosas, una alma no se puede reprimir, desaparecer, abatir ni deprimir en cambio las emociones que corren por nuestras mentes como el animo son manipulables, desechables y nos impiden conquistar la libertad cayendo en pasiones  denominadas como “acciones reprobables por el alma” ,el alma puede mantener independencia del mundo exterior mientras es algo imposible para la mente y cuerpo. Para Seneca el hombre libre no es uno que no tiene emociones, sino que las controla ,el movimiento de su alma y sus impulsos, el define a la libertad como; “No temer a los hombres, ni a los dioses; no desear nada deshonesto, ni excesivo; tener el completo señorío del mismo.” esto causa mucho dolor en el hombre ya que nos causa carencia de sentimientos, represión y dominio de la mente que tiene consecuencia al realizar un gran esfuerzo para lograrlo, “cuando ya esta curada la herida queda una cicatriz”. Esto puede llegar a ser algo contradictorio ya que Seneca era un hombre extremadamente rico con una vida puramente política, vicios e impulsos, tenia tendencia a buscar placer en lo material y si aceptamos objetivamente, los hechos son que un político ya sea para bien o mal se debe someter a ordenes superiores, a la deshonestidad e intereses individuales no colectivos.
La primera obra de la cual habla Seneca que cabe mencionar fue dedicada a su hermano Galion el cual amaba profundamente se llama “De la vida bienaventurada” que se trata de lo que nos esta indicando el mismo titulo, una vida feliz y afortunada . Todos queremos tener una vida feliz, pero primero tenemos que ver que es lo que queremos y que podemos alcanzar en menos tiempo adelantando día a día y cuanto mas cerca estemos de ello a que nos ganen nuestros deseos naturales, por que mientras mas estemos vagabundeando en la vida mas nos van a ganar nuestros gritos y confusiones causando una vida sin guía, una vida corta de la equivocación. Se tiene que determinar a donde vamos y por donde, es bueno preguntar a vecinos y experimentados sobre el camino que queremos elegir para no extraviarnos en un camino poco conocido, ya que si decidimos irnos por un camino fácil y famoso ahí es sonde nos podemos perder. Seneca nos dice que no hay nada peor que seguir al rebaño, a los que van por delante, caminando no por donde se debe ir sino por donde cualquier ordinario se va, no hay nada pero que ajustarnos a la que ya se dice, pensando que lo mejor es lo que todos dicen, eso no es vivir con razón sino imitación. Cuando vayamos a tomar una decisión uno no se puede basar en que es lo que piensan los demás sino que tenemos que formar nuestras propias opiniones con base a lo que es bueno para nosotros antes que nada como individuos, por que si no hacemos esto estamos desaprovechando nuestro mas divino poder y privilegio como criaturas “la razón” y todo se convierte en una mentira, se tiene que buscar lo mejor no lo que es acostumbrado ya que solamente eso nos va a colocar en una felicidad eterna y no algo que le agrade al vulgo que al final es mala interprete de la verdad, vulgo siendo desde la persona que usa la corona. No se juzga a un hombre solo por verle el rostro, tengo una luz mejor y mas cierta para detectar la falsedad y verdad, el alma encuentra lo que es bueno para el alma.
En mi conclusión me gustaría expresar lo coherente que es Seneca al decir que somos esclavos de nuestro cuerpo, emociones, vicio y solamente el alma puede llegar a ser libre ya que solo nosotros la podemos dominar completamente, es intocable por la sociedad si eso lo deseamos, no me gustaría tocar el tema religioso pero va de la mano con lo que cada quien define por alma, pero el alma no es tangible ni maleable por lo tanto no le pertenece a nadie mas que a nosotros, a ninguna religión ni dios. Podemos hacer lo que queramos con ella y nadie lo notaria ni sabría, el alma siempre va a tener independencia del mundo pero siempre debemos saber controlarla aunque llegue a ser doloroso y reprimido con nosotros mismos. Por otra parte Seneca puede llegar a ser muy contradictorio, fue mencionado anteriormente que Seneca era rico y de las esferas mas poderosas de su tiempo  y por lo tanto con muchas dudas podemos confiar en la devoción a sus propios pensamientos.
Por ultimo en su obra “De la vida bienaventurada” me siento muy identificado con las ideas que intenta transmitir o por lo menos lo que entendí de ellas. El valor que tenemos como individuos es tan precisos como la misma vida y si no lo usamos estamos perdidos, somos otra gota en el mar.

Segundo libro: De la brevedad de la vida

Punto.1
A modo de introducción, Séneca plantea la paradoja que le da pie a hablar sobre el tiempo, la muerte y la utilización de la vida. Dice que no solo “el vulgo ignorante”, también “los hombres esclarecidos” se quejan de la “mala voluntad de la vida” al engendrarnos para un periodo de vida tan escaso y que se pasa tan rápido. Para, a continuación, afirmar tajantemente que la vida es larga si se invierte bien, “no tenemos poco tiempo, sino que perdemos mucho”.
Punto II. ¿Por qué nos quejamos de la naturaleza, y no de nosotros?
Dice Séneca que la naturaleza es generosa con la vida, y si se sabe usar es larga. Pero, somos nosotros los que, con nuestra forma de vivir llena de tareas vanas, nos quitamos la libertad para disfrutar de la vida plena. Enumera esa forma malsana de vivir y los quehaceres superficiales que nos atan y quitan la vida: la avaricia, la indolencia, los vicios, el ajetreo, ocupaciones superfluas...Concluye diciendo: “de la vida es escasa la parte que vivimos” porque el resto no es vida, es mero tiempo.
Punto III. Echamos cuentas de nuestros dineros y no de nuestra vida que derrochamos.
La ceguera de las mentes humanas es tal que nadie consentiría compartir su dinero o que ocupen sus propiedades, sin embargo dejan a otros que se introduzcan en su vida; “son de puño cerrado a la hora de mantener su patrimonio y, a la vez, son derrochadores con lo único que es honrado ser avaro”. Ese derroche de vida es porque “vivís como si fuerais a vivir siempre”, no recordando nuestra fragilidad. “Teméis todo, como si fuerais mortales, y deseáis todo, como si fuerais inmortales”.
Punto IV, V y VI. Pone el ejemplo de hombres poderosos
Se apoya en tres ejemplos de poderosos que pareciendo muy felices dan testimonio contra las acciones de su vida. Uno que anhelaba el descanso (Augusto); otro que dice que vivía en semilibertad (Cicerón); o el que maldice no haber tenido tiempo libre (Livio). Del primero dice que buscaba consuelo fantaseando el pensamiento lo que sabía que no podía disfrutar en realidad. Del segundo, afirma que un sabio nunca será semilibre, siempre tendrá libertad de su propia autoridad. Del tercero comenta que las quejas nunca hicieron cambiar a los hombres, pues los sentimientos vuelven a su curso habitual, tras el desahogo de las palabras.
VII. Cómo se vive
Repasa las distintas formas de malvivir, los que no tienen tiempo libre salvo para el vino y el desenfreno, los avaros e iracundos, los que ejercen el odio o la guerra injusta, los que pasan el tiempo maquinando, adulando o siendo adulado. En eso invierten su tiempo. Hombres ocupados con un ánimo impedido no asimilan nada en profundidad. Otros, conseguido lo que anhelaban, poder, cargo, etc., se preguntan luego cuando escaparán de él. No saben vivir. “Cada cual precipita su vida y se atormenta por el deseo del futuro y el hastío del presente”.
VIII. Desprecio por el tiempo, el bien más preciado
Nadie aprecia el tiempo, lo usan con descuido, dice, “como si fuera gratuito”. Sólo cuando ven que se les agota están dispuesto a gastar todo lo suyo por vivir. Se malgasta el tiempo para acumular bienes materiales que luego estamos dispuestos a dar a cambio de más tiempo. Dice Séneca: “si se pudieran poner ante cada uno el número de años venideros, igual que los pasados, temblarían y cómo ahorrarían”. Es fácil administrar lo seguro, pero lo que hay que cuidar con más atención es lo que no sabemos cuando faltará.
IX. Quienes no sabiendo vivir el presente viven de la expectativa del futuro
Critica la insensatez de aquellos que proveen la vida a costa de la vida, haciendo proyectos a largo plazo. Pues dice: “el mayor obstáculo para la vida es la expectación que depende del mañana y pierde lo de hoy”. Disponen de lo que está en manos de la fortuna y renuncian a lo que está en la suya.
X. Los tiempos en que se divide la vida
Divide la vida en tres tiempos: el que fue, el que es y el que será. De ellos el que vivimos es breve, el que viviremos, dudoso, y el que hemos vivido, inamovible. Las mentes serenas y firmes recorren todas las partes de su vida, mientras que los ánimos de los ocupados les impide volver la mirada hacia atrás y el presente, tan breve, y tan inmersos en sus ocupaciones, se les escapa.
XI. La salida de la muerte
Para muchos, “cuando la naturaleza manda su aviso, mueren no como si salieran de la vida, sino como si los expulsaran de ella”. Sólo entonces piensan como han desperdiciado su vida. “La vida, por poca que sea, abastece con suficiencia”, si se sabe aprovechar. Por eso, el sabio, alejado de toda ocupación y negocio, que no ha desperdiciado la vida, “no dudará en marchar cara a la muerte con paso firme”.
XII. Aclara a quienes llama ocupados y ociosos
Los ocupados no son sólo los que “no echas ni con perros de sus trabajos” u obligaciones, también los que llevan una vida ociosa, que se puede llamar de ocupación desidiosa. La holganza de algunos es atareada.
XIII. Critica la erudición mal encaminada
Aquellos empeñados en la afición por lo inútil, los eruditos extravagantes.
XIV XV. Dedicar el ocio a la sabiduría a conversar con los sabios del pasado que enriquecen la vida
Los que dedican el tiempo a la sabiduría “no sólo preservan su vida, sino que añaden todas las demás, y todo lo acaecido antes que ellos les resulta ser una adquisición”. Los egregios maestros están a disposición de todos los mortales, ninguno de ellos carecerá de tiempo, todos los siglos estarán a nuestra disposición. Ninguno de los sabios maestros echará a perder la vida los años de nadie, al contrario contribuirá con los suyos. “Ninguno de ellos te obligará a morir, sino que todos te lo enseñarán”.

XVI. Quienes faltándole las ocupaciones no saben administrar su ocio
Aquellos que cuando les falta las ocupaciones se consumen abandonados en el ocio. Quienes pierden el día en espera de la noche y compran las noches por miedo al día.
XVII. Los temores de los poderosos
A los poderosos no les agrada tanto la magnitud de su poder o su fortuna como el terror que les produce su final venidero. Sus placeres son ansiosos por cuanto no dejan de pensar ¿cuánto durará esto?. Pues “todo lo obtenido por casualidad es inestable y lo que más alto se eleva queda más expuesto a la caída”.

En este ensayo, Séneca intenta trasladar su filosofía de cómo alcanzar la felicidad, en la vida individual, a través de la virtud. Para ello, de forma epistolar, expone un conjunto de reflexiones, utilizando metáforas y parábolas, y ofrece varias lecciones sobre la vida, el tiempo y la muerte. Proyecta valores y critica lo que él considera vicios (la envidia, la vanidad, las riquezas, el ocio, los placeres). El motor principal de sus reflexiones es su espiritualismo filosófico y su concepción sobre las dos causas que explican la realidad: la materia y el logos (razón). La razón, es el alma que tiende hacia la honestidad; y el cuerpo, está sometido a la ley de la materia que genera lastres para que el alma consiga la virtud.
Dejando al margen las cargas moralistas, y otras trascendentes que pudieran sugerir desde posiciones de fe, es indudable que las reflexiones de Séneca, sobre la brevedad de la vida, mantienen actualidad, son transversales, y siguen dando qué pensar. El sentido de la vida, de la muerte y de la felicidad, qué buscamos, qué hacemos, cómo nos sentimos...
La realidad es que, la mayoría de las veces, no tenemos plena conciencia de la vida que llevamos, raramente nos hacemos la pregunta de si estamos sabiendo vivir de la mejor manera, y siempre evitamos pensar en la muerte, aunque inconscientemente nos persiga en todo momento (obsesión por la juventud, o miedo al envejecimiento y declive hacia el final. Probablemente, esto es así, porque vivimos en una sociedad que nos marca los tiempos, las pautas y la rutina.
Una sociedad donde la influencia sociocultural, los desarrollos tecnológicos, la organización económica y social, condicionan sobremanera la conducta individual. Terminamos siendo el producto de una sociedad que ofrece mucho pero exige aún más. Una sociedad en la que nos zambullimos en aguas plácidas unas, turbulentas otras, con la aspiración de permanecer a flote y, en muchas ocasiones, incitados a llegar a la orilla de una isla deseada que se nos ofrece (felicidad). Una felicidad que se presenta en forma de seguridad económica, de ambición materialista, de hedonismo, de prestigio, de poder o de reconocimiento social. Una felicidad cuya búsqueda termina divorciándose de la vida.


Bibliografia
Lucio Anneo Senca,Tomo 1 ,1948, Tratados morales, introduccion de Jose M Gallegos.



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