La escuela de Atenas

La escuela de Atenas

lunes, 8 de septiembre de 2014

¿No quiero entrar a la universidad y por eso ando yo loco?

Andrés Pesqueira
¿Qué se busca en la educación? 
Vivimos atrapados en una revolución global, la innovación tecnológica y el crecimiento de la población están transformando nuestra forma de vivir más rápido que nunca. Debido a esta velocidad de cambio se puede proponer, como se hace de manera constante en empresas y gobiernos, que la educación será la que dé dirección al futuro. Es por esta velocidad de cambio que es fundamental que la educación y la formación capaciten para un pensar más flexible para poder responder a mercados y estructuras cambiantes. 
En la antigua Grecia, la gente que contaba con la posibilidad de educarse, como pasó con los grandes filósofos de los que todos hemos oído hablar, pero lo hacían de manera muy distinta a la actual. Aristóteles y el resto de los suyos  se juntaban en espacios de reflexión, conversación y experimentación libre. Varios años después, en un mundo positivista regido por una economía industrial surge un nuevo sistema educativo, que busca obtener los mayores resultados posibles con el menor esfuerzo e inversión posibles. Este respondía a las necesidades de mano de obra y fueron los grandes administradores los que estructuraron este sistema. Este modelo se ajustaba perfecto a las grandes industrializaciones, la educación de los niños era comparable con la manufactura de un producto, por lo que se requería de una serie de pasos específicos y una forma de cuantificar resultados para ver la calidad del producto.  
Hoy en día las escuelas siguen siendo lo mismo: una herramienta para crear trabajadores útiles al sistema. Y entre más me fijo en ello, más veo la similitud de las escuelas con las fábricas: los niños entran por lotes de edad, no avanzas a la siguiente sección hasta que compruebes que cumpliste con los objetivos de la anterior, se busca que los productos salgan lo más parecido los unos de los otros… ¿Y quién dijo que era más importante estudiar geografía que aprender música? Que es prioridad aprender física sobre deportes. No es de extrañarse que esta jerarquización de disciplinas esté pensada sobre el supuesto de la oferta y la demanda del mercado, cuando los que lo establecieron así son administradores y no educadores.   
A diferencia del sistema cooperativo que se adapta a las necesidades de todos, el modelo competitivo premia al que gana y por lo tanto es comparativo y excluyente. El modelo competitivo no requiere empatía, no contiene una escala de valores sino de resultados. En este modelo los integrantes buscan ganar de prisa repetidamente, por lo que se forman pensadores a corto plazo envés de a largo plazo. La escuela se llena de palabras muy bonitas; es incontable el número de veces que hemos oído en la escuela sobre la paz, la colaboración, una comunidad, la empatía ¿pero cómo es posible fomentar la empatía cuando ponen a los estudiantes a compararse unos con otros? ¿Cómo se puede fomentar la paz mientras al mismo tiempo se fomenta, y tiene prioridad, la competencia (causante número uno de las guerras)? Este interés por obtener resultados cuantificables inmediatos, envés del interés por el aprendizaje en sí, es el que provoca que los estudiantes hagan trampa, copien o pasen por encima de los  demás por obtener mejores resultados.
Como dijo el general francés Charles de Gaulle “Sin un componente de trascendencia, ninguna estrategia podría prosperar”. Lo mismo sucede con la enseñanza; cualquier proyecto que se base en el cumplimiento de los interese a corto plazo sin un elemento trascendente está condenado a fracasar. La enseñanza en las escuelas ha tenido en su mayoría un enfoque estático y unilateral: el profesor dicta un gran número de datos sin conexión con el entorno cotidiano del estudiante y se espera que lo memoricen para la hora del examen. Muchos estudiantes dicen lo que el profesor quiere escuchar o leer sin que sientan la necesidad de afianzar con explicaciones la validez de sus respuestas. La enseñanza de los conceptos no debería tener como objetivo el cambio de unas ideas por otras o la implantación de ciertas ideas, sino aprender a tener métodos de razonamiento para confrontar los problemas a los que nos enfrentamos a diario. 
Abraham Lincoln dijo en 1862 “Los dogmas del tranquilo pasado son inadecuados para el tormentoso presente. Y dado que la situación es nueva, debemos pensar de una forma nueva y actuar de una forma nueva. Primero hemos de emanciparnos nosotros mismos, y luego podremos salvar a nuestro país”. Con esto Lincoln se refería a que vivimos guiados por unas ideas a las que nos aferramos, pero es muy probable que estas ideas o creencias ya no sean adecuadas o válidas. Son ideas que nos vuelven esclavos de pensamiento y para liberarnos debemos quitarnos estas ideas de encima.
Cada descubrimiento nuevo, al mejorar nuestros conocimientos actuales, también agranda las fronteras de nuestra ignorancia, e ignoramos o nos resistimos al hecho que tan rápido como surge nuevo conocimiento, colapsan o se desmienten conocimientos anteriores. Gran parte de los conocimientos que tenemos hoy en día, vamos a descubrir en un futuro que no son verdad o no son como creíamos. Esto suena muy negativo, pero solo lo es si odias el hecho de estar mal, por lo contrario, si usas tus errores, es una de las mejores formas de tener una perspectiva más amplia sobre la vida. Debemos reconocer nuestra falta de conciencia sobre los límites de nuestra conciencia. Nuestro sistema de percepción visual, a diferencia de el del resto de los animales, sólo se activa con lo que está acostumbrado a ver (vemos lo que queremos ver). Esto puede ser productivo para ciertos fines, pero nos lleva a tener un pensamiento lineal poco flexible. También resulta muy negativo en la plenitud y la felicidad de la gente, la inclusión y la colaboración en los grupos. 
La esencia de la diversidad es que la gente sabe hacer bien cosas muy distintas. Así como la diversidad de especies da equilibrio a los ecosistemas, la diversidad de personas da equilibrio a los sistemas sociales, pero las escuelas toman a un grupo de niños de la misma edad con intereses, habilidades, gustos y aptitudes totalmente distintas y las guían por un camino de aprendizaje muy estrecho donde se pretende transformar a los niños lo más posible al niño estándar. Respuesta ideal a la necesidad de trabajadores en la Revolución Industrial. Crecemos con esta idea errónea en que hay dos tipos de personas, los listos y los no tan listos, y muchas veces somos no tan buenas personas y también hay los tontos. Pero al nosotros determinar quien es listo y quien no automáticamente pensamos en la cuestión académica, los que sacan calificaciones altas y nos que reprueban. Mucha gente que se le facilita la cuestión académica se ha beneficiado de este modelo educativo, pero el problema es que un gran número de personas creen ser tontos por tener un mal desempeño académico. Si Lynn Margulis está en lo correcto al definir su concepto de endosimbiosis, la educación debería centrarse en  sentar las bases psicológicas de la colaboración integrando gente con habilidades y conocimientos distintos. 
Muchas personas o la mayoría no saben de sus auténticas capacidades y aptitudes y muchas piensan que no tienen talento alguno. Lo paradójico es que una de las principales causas de este desperdicio de talento, es el proceso que pretende desarrollarlo: la educación. Se nos enseña que cometer errores es lo peor que puedes hacer, cada error que tengas se verá reflejado en el papel que define que tan capaz eres, y este temor por equivocarnos nos lleva a no innovar, intentar cosas nuevas y ,por lo tanto, reprimir nuestra creatividad nata. 
Sin cierta curiosidad los reptiles y mamíferos no sobreviviríamos. No encontraríamos comida, ni pareja, ni nuevos conocimientos. Pero varios sistemas parecen indicar que la novedad no es bienvenida. El temor por tener  que adaptarse a nuevas reglas del juego, el pánico a perder el control de la situación, la inercia de las costumbres e intereses establecidos, el peso de las tradiciones y la historia se unen para poner obstáculos a la innovación y al cambio. Esto es lo que lleva a las escuelas a cerrar los límites de la expresión creativa de los estudiantes e incluso de los propios maestros.   
Constantemente olvidamos el hecho de que desde que nacemos somos grandes creadores y aprendemos naturalmente, somos sumamente creativos, curiosos, observadores. Lo único que se necesita para que un niño aprenda algo es que el niño tenga curiosidad, y aprenderá muchísimo rápida y naturalmente. ¿Pero qué pasa si nos sientan en un lugar cerrado a aprender por la fuerza algo en lo que probablemente ni tenemos interés? Y si estamos activos se nos intentará formar el autocontrol por medio de exclusión y castigo, provocándonos más estrés y por lo tanto menos capacidad de concentración, memoria y aprendizaje. Y si en una clase nos entra curiosidad sobre otro tema, será inapropiado que lo aprendamos porque en ese momento se debe aprender única y estrictamente lo de esa materia.  
¿De verdad esto es educación? Se supone que nos den herramientas que nos ayuden a enfrentar nuestro futuro, pero estamos adquiriendo conocimiento prefabricado que fuera de ayudarnos a entender más nos vuelve más ignorantes porque choca con nuestra capacidad de cuestionarnos, experimentar y crear conocimiento útil para el futuro. 
A muchas personas les sirve el modelo de educación actual y, por supuesto, un gran número de gente se acomodó muy bien y disfrutó enormemente sus años de estudio en la escuela. ¿Pero qué pasa con los que no les sucede lo mismo?  
El capítulo uno punto dos; Nuestras mentes en la corriente forzada de pensamiento.
Desde que nacemos debemos adaptarnos a una cultura y a distintos grupos con un listado de pensamientos e ideas preestablecidas, con prejuicios, y actitudes y acciones que se determinan como “correctas” o “adecuadas”. 
Mientras crecemos, absorbemos estas ideas sobre cómo debemos vivir y que camino debemos llevar. Seguimos las historias que nos venden, como la famosa tendencia de pensamiento en que “si trabajas duro en la escuela, sacas buenas notas, estudias una carrera y consigues un buen trabajo, entonces vas a ser exitoso”.  Pero esto es solo una hipótesis; hay gente que sigue estos pasos y es exitosa, pero no hay exactamente nada que lo asegure.  Y ¿ser exitoso según quién?
Al ser cada quien tan distinto de la persona de al lado, internamente cada quien tiene una idea distinta de éxito. Pero la inercia de pensamiento junto con el excesivo peso de los valores materiales  y de consumismo que hay en nuestra actual sociedad, hace que nos apeguemos a una idea de éxito envuelta en ideas preestablecidas de éxito económico. 
A lo largo de nuestra vida nos han repetido que la vida es como es y debemos vivirla dentro del mundo establecido, tratando de no alejarnos mucho del modelo de vida perfecto. Pero este es un estilo de vida muy limitado. La vida puede ser muchísimo más amplia y debemos probar distintos caminos estando preparados para, en varias ocasiones, fracasar y sacar los mejores aprendizajes de estos fracasos.   
Hay que cuestionarnos, ¿porqué pensamos como pensamos? y ¿porqué hacemos lo que hacemos? Debemos dejar de hacer las cosas porque “es lo que se hace” y hacerlas porque según nuestros gustos, conocimientos, experiencias, valores y (esperemos) buen juicio, creemos que es lo mejor para nosotros. Debemos experimentar con distintos caminos en la vida e innovar en nuestras acciones y pensamientos, llevando nuestras vidas como mejor nos acomode; sin perjudicar, por supuesto, la vida de los demás. Hay que aprender a aceptar los distintos estilos de vida de diversas personas (lo que podría parecer irónico en el texto que estás leyendo, o incluso hipócrita de parte de mí (su autor)) y fuera de criticar estos distintos estilos de vida, aprender a tomar lo mejor de estos (aspecto en el que seguramente debo de mejorar). 


1 comentario:

  1. Ahora que releo tu ensayo pienso que otras cosas. Sin duda creo que ir en contra de lo establecido no solo es una cuestión de valentía sino además, nos brinda la posibilidad de ejercitarnos en el esfuerzo. Salir de lo que las sociedades han marcado parece ser una labor cansada y llena de obstáculos porque es más fácil seguir lo que nos dicen a inventar nuestros propios caminos. Fortuna en eso que viene y sobre todo mucho carácter y responsabilidad porque ahí se funda la construcción de la existencias.

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