La escuela de Atenas

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domingo, 10 de noviembre de 2013

El Amor Platónico

Platón dividió nuestra existencia en dos: una intangible para los humanos y otra que es el mundo que vemos a nuestro alrededor en una manera perceptiva. Una involucra y está compuesta de todas las ideas y conocimiento que pueda llegar a existir; es decir, la verdad absoluta, y las almas. En este mundo, llamado el mundo de las ideas, las almas se empapan de todo el conocimiento e ideas que puedan habitar en este “mundo perfecto” hasta que llegan a ser destinadas y dirigidas hacia el otro mundo, llamado el mundo sensible. El mundo sensible es casi lo contrario al mundo de las ideas, ya que cuando las almas llegan a este mundo, olvidan todo el conocimiento adquirido en el mundo de las ideas porque en el mundo sensible existe un solo factor, que es la otra mitad de lo que el hombre está compuesto para crear un balance de lo perfecto y lo imperfecto, y esto es el cuerpo.
            Esta teoría del mundo sensible y el mundo de las ideas se ve reflejada en el surgimiento del amor platónico. En sus diálogos, Platón hablaba de un amor a la belleza que se manifestaba entre un hombre y un joven, pero era un amor que se expresaba no de manera física, pero intelectual. Decía que el amor verdadero es el amor a la sabiduría y al conocimiento, así que el amor platónico es el amor a conocer y saber de cierta persona. El cuerpo es sólo el reflejo de la belleza interior, así que cada alma humana debería desear conocer y amar esa belleza.
             Con esto me refiero a que Platón siempre resalta que el alma es la que está pura, aunque a veces el mundo sensible llegue a corromperla, pero será desde allí donde siempre surge el amor. El amor siempre se da y se mantiene gracias a la perfección del alma. El cuerpo es sólo lo que la gente ve, sin realmente conocer a la persona, el cuerpo jamás será lo que le da realmente el valor y la riqueza de lo es una gran persona. El cuerpo jamás reflejará lo que eres, ni lo que crees o quieres llegar a ser. Hay veces que el cuerpo llega a poner ciertos límites como la vida, pero el alma siempre permanecerá. Y esa regresará al mundo de las ideas a volverse a empapar de la perfección, pureza y conocimiento que tiene ese mundo.
Tal vez, el cuerpo es una manera en que dos almas puedan conectarse de una manera física, una manera de manifestar todos los sentimientos que en ocasiones no pueden ser manifestados de manera intelectual. Los cuerpos no son enteramente imperfectos desde mi punto de vista sólo por ese pequeño factor. Los cuerpos están para llevar a cabo una forma distinta de expresión entre almas, porque finalmente el alma es la otra mitad de lo que está compuesto un magnífico hombre.

El mundo sensible es lo que podemos percibir, tal vez Platón no tenga razón sobre el mundo de las ideas, pero si en algo tiene razón en el 100% es que lo que siempre va a importar más que nada en este mundo, es el alma. El alma es la parte perfecta de nosotros, es lo que nos caracteriza, lo que nos hace ser diferentes, es el valor que tenemos cada uno de nosotros como persona. Jamás importará lo que el cuerpo demuestre, porque al final del día, el cuerpo se irá deteriorando y lo único que te sobrará en esta vida es el amor que ganaste a lo largo de los años gracias al trabajo del alma.

3 comentarios:

  1. Me gustaría agregar un último comentario que por cuestiones de contratiempo no logré agregar a mi ensayo.
    Esto puede llegar a sonar un poco contradictorio a lo que postulo en mi ensayo pero considero que esta sería mi conclusión y mi punto de vista final sobre el tema del amor platónico.
    Yo creo que el amor platónico no es un amor perfecto. Nosotros los hombre vivímos en el mundo sensible y eso es lo que percibimos. Los cuerpos son los que nos rodean todos los días y solamente los vemos, mientras que las almas que conocemos son muy pocas, ya que son las que nos dan a conocer la riqueza interior de cada persona. Ahora bien, un amor platónico no puede satisfacer al 100% un amor verdadero, el amor platónico solo cubre la mitad de lo que somos que es la parte intelectual, el alma. Un amor verdadero es aquél que nos puede satisfacer en cuerpo y alma porque eso es de lo que estamos compuestos y eso es lo que podemos percibir en nuestro mundo. No sabemos si el mundo de las ideas realmente existe, lo único que sabemos es que el mundo sensible es en el que existimos y vivimos todos los días, y es este el que está compuesto por los dos factores que conforman un balance neutro entre lo perfecto y lo imperfecto.

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  2. Con tu conclusión realizas un abordaje nuevo y hasta otra interpretación del amor platónico comentado en clase. Muy bien Andrea. Me parece que la riqueza de estudiar a Platón en estos términos no está en preguntarnos si existe o no lo que él postula sino cómo explica la realidad y el Mundo de las Ideas es una cosmovisión muy interesante que nos deja ver varias cosas del mundo donde vivió hace muchos años. Tienes 10.

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  3. Por cierto, escribes muy bien; sigue desarrollando esa gran capacidad que tienes.

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