La
Ciencia y la Filosofía
Por Carmen Sánchez Cumming
La filosofía, para algunos, es una
disciplina reservada solo para las mentes brillantes e inalcanzables de autores
como Platón, Aristóteles, Descartes, Nietzsche, Kant y Sartre, algo inaccesible
que, cuando el autor no tiene la mente privilegiada de estos últimos –que es
casi nadie – tiene como resultado algo ridículo y hasta chocante. Sin embargo,
creer que la filosofía es exclusiva de estos autores es equivalente a pensar
que la pintura es única de genios como Picasso, que sólo personajes como Euler pueden hacer
matemáticas o que la política es exclusiva de líderes como Churchill. De manera contrastante, también hay
quienes no toman a la filosofía como la disciplina que es, pensando que es mas
bien una serie de pensamientos “profundos”, ignorando la metodología y
sistematicidad que esta conlleva. No es de extrañarse que exista confusión con
respecto a la filosofía, lo que significa y lo que hace, después de todo, el
solo definirla siempre ha representado un reto hasta para los filósofos mismos.
Pero también hay quienes van más allá; algunos piensan que el estudio de la filosofía en el siglo XXI no solo es innecesario, sino que
representa incluso un obstáculo para el avance de la ciencia y la tecnología.
Esta percepción sobre el papel que juega la filosofía en nuestro tiempo ha sido
enfatizada y respaldada por algunos de los científicos más brillantes de la
actualidad, científicos cómo Stephen Hawking, Lawrence Krauss y Steven
Weinberg.
Hawking,
en su libro titulado El Gran Diseño, argumenta
que preguntas como: ¿Necesitó el universo un Creador? ¿Cómo podemos entender el
mundo en el que nos hallamos? y ¿Cuál es la naturaleza de la realidad?
Encuentran ya sus repuestas en el campo de la física, escribiendo que: “Tradicionalmente,
son cuestiones para la filosofía, pero la filosofía ha muerto. La filosofía no
se ha mantenido al corriente de los desarrollos modernos de la ciencia, en
particular de la física. Los científicos se han convertido en los portadores de
la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda de conocimiento” (Hawking,1).
Mientras que el también físico Lawrence Krauss, en un debate contra el filósofo
inglés Julian Baggini publicado en el periódico The Guardian, habla de que mientras los filósofos tratan preguntas
del “por qué” de las cosas, los científicos buscan responder el “cómo”, y que
en realidad, todo cuestionamiento de “por qué” que vale la pena ser contestado,
es realmente uno de “cómo”.
Las
opiniones de estos y otros científicos con respecto a la filosofía podrían ser
explicadas, como ya dicho anteriormente, simplemente porque hay una concepción
equivocada sobre los objetivos y el significado de la filosofía actual. Hawking
parece olvidar que la filosofía no se estanca. La filosofía, como el lenguaje,
esta viva y cambia y se actualiza dependiendo del tiempo y espacio al que
pertenezca. En el siglo X a.C por ejemplo, la Filosofía de la Naturaleza buscaba
entender el origen del mundo, en la Edad Media la Filosofía Cristiana aportaba
fundamentos filosóficos de Dios y del cristianismo, mientras que hoy la
Filosofía Contemporánea se encarga, principalmente, de formular un diagnóstico
y una crítica a la modernidad.
Es
por este carácter crítico y reflexivo que las actitudes antagónicas de algunos
científicos hacia la filosofía son entendibles. Para la ciencia, como para el
resto del mundo, el constante avance y progreso es importantísimo y la
filosofía, con sus preguntas de “por qué” y “para qué” hace mas lento este
proceso. No cabe duda de que el rápido desarrollo de la ciencia ha transformado
al mundo, y a pesar de lo que algunos escépticos y globalifóbicos piensen, en
grandísima parte para bien. Hoy, enfermedades que hasta hace no mucho tiempo
eran mortales son fáciles de curar, nuevas tecnologías han hecho que la
información sea más accesible que nunca, la mortalidad infantil ha alcanzado
una baja histórica y el nuevo conocimiento que se tiene sobre la naturaleza nos
ha hecho menos supersticiosos e influenciables. Estos y muchos otros logros
hacen que la buenísima percepción que tiene el mundo en general sobre la
ciencia sea bien merecida. Sin embargo, pensar y afirmar que la ciencia es el
único método mediante el cuál podemos lograr un mejor entendimiento del mundo
no sólo perjudica a la filosofía, sino que a la propia ciencia también.
La
obsesión de la ciencia por progresar ha limitado su capacidad para ser
autocrítica. Según el diario The
Economist en un artículo titulado “How science goes wrong” (Cómo se
equivoca la ciencia), en 1990, por ejemplo, el 30% de todas las investigaciones
publicadas en diarios científicos mostraban resultados negativos (hipótesis
fallidas), hoy ese mismo número es de solo el 14%. Esta estadística nos dice
mucho sobre la actitud actual de la ciencia. Primeo, este número es preocupante
porque no quiere decir que ahora una mayor cantidad de investigaciones planteen
hipótesis que son comprobadas verdaderas, sino que la comunidad científica de
hoy olvida que conocer lo que no es cierto es tan importante como conocer lo
que si lo es. Esta estadística también es un reflejo de la presión que tienen
los científicos por sobresalir. La creciente competitividad ha provocado que
investigadores omitan algunos datos y exageren otros. Esto es posible porque la
ciencia ya no es tan rigurosa cuando se trata de verificar y analizar
resultados. Según investigadores de una firma biotecnológica llamada Amgen,
sólo 6 de los 53 resultados obtenidos en sus investigaciones más importantes
pudieron ser reproducidos (Economist, 1). Así, lo que le hace daño al acervo de
conocimiento no es que los científicos se equivoquen, sino su poca disposición
a equivocarse y es también por esto que la filosofía es necesaria.
La
ciencia puede lograr mucho y ser la autoridad en numerosas cuestiones, sin
embargo, cuando se trata de formular una crítica acerca de ella misma, no está,
y sospecho que nunca estará tan equipada como la filosofía. Los científicos son
cada vez más especializados, por lo que es natural y humano que no sean
tan capaces como los filósofos
para ver el panorama general y para ofrecer una perspectiva interdisciplinaria.
Es así como en muchos sentidos, contrario a los prejuicios y paradigmas que se
puedan tener sobre estas dos formas de estudio, la filosofía es incluso más
objetiva que la ciencia, ya que en su constante búsqueda por ser reflexiva y
crítica es capaz de desprenderse de si misma. La ciencia en cambio, en este
aspecto en particular suele ser más aprehensiva.
Es por esto que la ciencia necesita de la
filosofía de la misma manera que la filosofía necesita de la ciencia, y por lo
que las declaraciones de los físicos mencionados anteriormente me parecen poco
acertadas y soberbias; poco acertadas porque sugieren que todo cuestionamiento
puede ser respondido por la ciencia y soberbias porque descartan toda manera de
tratar de entender al mundo ajena a la de sus autores. El físico Robert
Millikan alguna vez dijo que “El verdadero conocimiento significa el
entendimiento de lo profunda que es nuestra propia ignorancia; y eso siempre nos
conduce a la humildad y a la reverencia” (Crisp, 165). Hoy, sus contemporáneos
parecen tener una percepción diferente del verdadero conocimiento. Hawking,
Feyman, Krauss y Weinberg fallan en reconocer que responder preguntas de “como”
es de poco o nada valor si no
surgen de un “por qué” y son motivadas por un “para qué”.
·
Crisp, Tom. The
Book of Bob: Choice Words, Memorable Men. Waresboro: Andrews McMeel Publishing,
2009.
·
Hawking,
Stephen. El Gran Diseño. México: Crítica, 2010.
· Gutting,
Gary. Continental Philosophy of Science.
Essex:
John Wiley & Sons, 2008.
· "How
science goes wrong." The Economist Octubre, 2013: 1.
Tu ensayo me deja pensando sobre el tan discutido tema de confrontación entre filosofía y ciencia. Me deja pensando que quizá este tema, como tú lo dejas ver, es hasta obsoleto porque es una conclusión casi necesaria en nuestros días, aceptar que todos los conocimientos se complementan, que la filosofía y todas las disciplinas y ciencias se mueven constantemente y nunca se estancan y que un miembro de cualquier comunidad epistemológica al pensar algo como los científicos que mencionas solamente muestran la actitud que de Ventós menciona en su cap. 1 de Por que filosofía: quien cree que un conocimiento está agotado es porque nada sabe de él. Interesante tu texto y muy enriquecedor. Tienes 10 Carmen. ¿Es éste el que mandaste al concurso?
ResponderEliminar